Nos quieren devorar

Se abrió un hoyo en Guatemala a consecuencia del huracán o tormenta tropical que paso por ahí. Tal vez ya lo he dicho antes en alguna de estas entradas, pero por sino, resulta que cuando era pequeña le tenía mucho miedo a los baches. Las calles (muchas en Tampico) agujereadas parecían en la oscuridad lugares siniestros que escondían entre sus huecos terribles misterios. Por lo menos eso creía yo cuando veía la cara de horror de mi padre al pasar en el coche por alguna de tantas cicatrizadas calles. Cuando vi la fotografía de este tremendo pozo que se abrió en la tierra tragando seguramente a muchos, se me hizo en el estomago un agujero proporcionalmente similar y sentí pánico. Los temores de mi infancia renacieron. La Tierra esconde en sus interiores seres vengativos que quieren devorarnos. Viendo la imagen de la fotografía, el agujero parece infinito. Me da vértigo solo pensarlo. Me imagino a alguno cayendo en ese hueco oscuro, temeroso por no saber donde parará y presintiendo tal vez, que su caída pudiera no tener fin. Podría imaginar otros destinos, que uno llega a ¿Filipinas o Tailandia?, quizá al infierno, a otro planeta en el espacio, a otro momento en el tiempo, o mejor aún al mismo lugar pero en otro universo. De algún modo todos son aterradores porque aunque visitar otro universo pudiera resultar un viaje deseado; el hecho de romper con las reglas de la lógica y del sentido común me da miedo. Ahora considerando que se abrió un hoyo donde nadie lo esperaba, podría decir que no debería extrañarnos si vemos salir de el a gnomos hambrientos de carne humana.